
¿Cómo funciona el proceso de Hemodiálisis?
El tratamiento de hemodiálisis ayuda a filtrar las toxinas y el agua de la sangre, además controla la presión arterial y equilibra minerales como el potasio, sodio y el calcio.
Durante la sesión de hemodiálisis, se bombea la sangre a través de un filtro dializador o mejor conocido como riñón artificial fuera del organismo. La máquina de hemodiálisis cuenta con dos circuitos, el circuito sanguíneo extracorpóreo y el circuito dializante.
Para realizar hemodiálisis se necesita un acceso vascular que permita la circulación de un gran flujo de sangre hacia el dializador o filtro. Este acceso puede ser una fístula arteriovenosa, o también llamada FAVI, o un catéter vascular.
Circuito Sanguíneo extra-corpóreo
- Las venas, por su estrechez, no se pueden utilizar para hacer hemodiálisis, porque no permiten obtener un flujo lo suficientemente alto. Por este motivo, se realiza una fistula arteriovenosa.
- Se tiene un anti-coagulante para evitar que la sangre se coagule y no se genere de una manera efectiva el tratamiento.
- La fuerza de la sangre que circula por la arteria y pasa a la vena, va a permitir que la vena se agrande y pueda, así, obtener un flujo necesario para realizar la diálisis.
- La sangre pasa por el filtro en donde se encarga de eliminar las toxinas, el exceso de sal y el líquido.
- Al salir del filtro la sangre pasa por un detector de aire para evitar que se ingrese aire al paciente y prevenir una embolia.
Circuito de Dializante
- La máquina está conectada a un agua tratada, que debe pasar por un calentamiento a temperatura dentro de un rango de 32° a 42°.
- El agua caliente y la solución dializante mezcladas se dirigen al filtro y recorren por un lado el filtro para que cuando la sangre pase se limpie de manera adecuada a las fibras del filtro.
- Por último, ya que la sangre ha concluido su circuito regresa al paciente completamente limpia.
En ANASA trabajamos bajo la NOM-003-SSA3-2010 para la práctica de hemodiálisis, esta norma establece los requisitos mínimos de infraestructura y equipamiento, con los que deberán contar los establecimientos en los que se practique la hemodiálisis y terapias afines, ya sea en hospitales, unidades independientes o no ligadas a un hospital, así como el perfil del personal y los criterios científicos y tecnológicos a los que deberá sujetarse dicha práctica.
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